Más de 200 agentes fueron puerta por puerta en busca de pistas que les permitan arrestar al hombre acusado de matar a tiros a cinco personas de nacionalidad hondureña, incluido un niño de 8 años, en su vivienda de Cleveland (Texas).
Las autoridades deletrearon el sábado el nombre del sospechoso como «Oropeza», pero este domingo lo cambiaron a «Oropesa».
Los agentes de la oficina del sheriff supieron que algo estaba ocurriendo cuando recibieron un aviso el viernes por la noche.
Se dirigieron inmediatamente a la vivienda; pero, cuando estaban de camino, el centro de comunicaciones del condado empezó a recibir múltiples llamadas del número de emergencia 911 que alertaban de que se estaba produciendo un tiroteo en el lugar al que se dirigían los agentes.
Cuando los agentes llegaron a la vivienda, el tiroteo ya se había producido y el sospechoso se había dado a la fuga.
Dentro de la vivienda había diez personas y cinco perdieron la vida. Los nombres de los fallecidos son Daniel Enrique Lazo, de 8 años; Sonia Argentina Guzmán, de 25 años; Diana Velásquez Alvarado, de 21 años; Obdulia Molina Rivera, de 31 años, y José Jonathan Cáceres, de 18 años.
Según la oficina del sheriff, cuando los agentes llegaron a la vivienda se encontraron a los adultos ya sin vida, mientras que el menor fue trasladado en helicóptero a un hospital, donde murió.
La Policía vio cómo dos de las mujeres fallecidas estaban en el dormitorio de la vivienda y sus cuerpos estaban encima de dos de los niños que sobrevivieron, en un aparente intento de protegerles de las balas.
Los tiroteos son cada vez más frecuentes en Estados Unidos y, en 2023, ya se han registrado al menos 176 tiroteos masivos, según Gun Violence Archive (GVA), una organización sin ánimo de lucro.
GVA define como tiroteo masivo aquel que acaba con cuatro víctimas, sean muertos o heridos, sin incluir al autor del ataque si es que ha fallecido o sufrido lesiones durante el suceso. EFE