Nueva York, Estados Unidos
El juicio en contra del expresidente Juan Orlando Hernández por narcotráfico en Nueva York ha capturado la atención del público no solo por su naturaleza, sino también por los minuciosos retratos que han salido a la luz, plasmados por la talentosa artista Jane Rosenberg.
Rosenberg, reconocida por ilustrar distintos juicios en la corte de Nueva York, ha asumido el desafío de retratar cada escena en la sala 26 durante lo que se ha denominado “el juicio del siglo”.
En ausencia de fotografías, sus obras han ocupado las portadas nacionales e internacionales desde el inicio del proceso judicial.
La habilidad de Rosenberg para capturar con precisión cada expresión física del exmandatario, sus abogados, los testigos y el juez ha permitido a la población seguir minuto a minuto el desarrollo del juicio. Su destreza ha sido fundamental para ilustrar las notas de prensa que van surgiendo, brindando a hondureños y al mundo una clara representación visual de las distintas escenas dentro de la sala.
Jane Rosenberg no es una recién llegada a este tipo de desafíos. Su extenso historial incluye la ilustración de juicios tan destacados como el del exproductor de cine Harvey Weinstein y audiencias cruciales del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, entre otros casos de relevancia internacional.
¿Quién es Jane Rosenberg? La artista cursó sus estudios de Bellas Artes en la Universidad Estatal de Nueva York y formó parte de la Liga de Estudiantes de Arte y la Academia Nacional de Arte.
Inició su carrera como retratista en Provincetown, Massachusetts, y se ganó el reconocimiento por sus dibujos en audiencias para periódicos y estaciones de radio que cubrían juicios de alto perfil, como el de Woody Allen, Susan Smith y el atentado con bomba en el World Trade Center.
Las obras de Rosenberg se encuentran en la colección permanente del Museo de Televisión y Radio en Nueva York, así como en el Museo de la Constitución en Filadelfia.
Su trabajo, elogiado por su realismo y su capacidad para transmitir las emociones de los implicados, ha dejado una huella significativa en la industria editorial, incluyendo una histórica portada para la revista The New Yorker.
Su presencia en el juicio del expresidente Juan Orlando Hernández no solo ofrece una ventana visual al proceso judicial, sino también resalta la importancia del arte en la narrativa de eventos trascendentales.