Nueva York, Estados Unidos
Atrasado el juicio hasta el 20 de febrero, la atención se centra en la selección de los miembros del jurado, quienes en los próximos días determinarán el destino del expresidente hondureño, Juan Orlando Hernández.
El juez a cargo, Kevin Castel, no será un mero espectador durante las audiencias; no obstante, la última palabra en este caso recae en el grupo de 12 hombres y mujeres que, a la luz de las evidencias presentadas por las partes, decidirán la inocencia o culpabilidad del exgobernante.
Según el sistema penal estadounidense, Hernández se presenta a la audiencia como inocente hasta que se demuestre lo contrario. El juez Kevin Castel ha dejado claro este principio a las partes y lo comunicará al jurado.
Conforme a las reglas, la anulación del juicio y la liberación de Hernández serían posibles con la disidencia de un solo jurado. Este escenario sería motivo de celebración para sus seguidores y de caos para sus detractores.
Por lo tanto, los abogados defensores buscarán sembrar la mínima duda entre ellos, mientras que la Fiscalía presentará pruebas abrumadoras contra Hernández.
Según la legislación federal, cada miembro del jurado recibirá 50 dólares diarios por asistencia, reconociendo además gastos como gasolina, estacionamiento y peajes. Estos miembros tienen la obligación de acudir a las citas, so pena de sanciones que incluyen multas y hasta prisión.
Es probable que haya dos o seis suplentes en caso de que algún miembro titular no pueda continuar en el caso, aunque no participarán en las deliberaciones.
En casos anteriores en esta corte, ha habido situaciones en las que un miembro del jurado tuvo que renunciar, como ocurrió en el juicio de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, juzgado en la Corte del Distrito Este de Brooklyn, cercana al lugar donde se llevará a cabo el juicio de Hernández.