Desde aproximadamente el 2008, el excongresista hondureño Fredy Nájera mantenía vínculos con el Cártel de Sinaloa, liderado entonces por Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien financió la compra de lanzagranadas y campañas políticas en Honduras.
Fredy Nájera, considerado un líder en el mundo narco, fue sentenciado este jueves a 30 años de prisión por narcotráfico, luego que anteriormente se declarara culpable de los cargos que se le imputan: narcotráfico, posesión de ametralladoras y artefactos destructivos.
Cuando Nájera inició en el mundo del narcotráfico, controlaba una pista de aterrizaje en Catacamas, Olancho, al oriente de Honduras, que utilizaba el Cártel de Sinaloa para el tráfico de drogas, con la ayuda del Cártel de los Cachiros, liderada entonces por Devis Leonel Rivera Maradiaga.
Para 2008, los lazos de Nájera con el Cártel de Sinaloa se fortalecían y fue entonces que sus relaciones con Cesar Gastelum Serrano, quien manejaba las operaciones del cártel en Honduras, hicieron del país centroamericano una vía para el trasiego de la droga que procedía desde Sudamérica.
Nájera discutía con Gastelum y otros miembros del Cártel de Sinaloa sobre el uso de pistas de aterrizaje y ranchos que el hondureño controlaba en todo Olancho para traficar toneladas de cocaína.
Sin embargo, Gastelum se enteró de que otro narcotraficante había llamado la atención de las fuerzas del orden sobre la pista de aterrizaje de Catacamas, después de enviar un cargamento de cocaína de más de 1,000 kilos a esa pista de aterrizaje.
Debido a la preocupación por la atención reciente en la pista de aterrizaje de Catacamas, Gastelum y los otros miembros del Cártel de Sinaloa usaron otras pistas de aterrizaje controladas por Fredy Nájera para traficar drogas desde el departamento de Colón.
Financiamiento para campañas políticas
Para el 2012, cuando Nájera se postulaba para su reelección en el Congreso Nacional, solicitó a Gastelum aproximadamente 200 mil dólares (unos 4.8 millones de lempiras) para su campaña, que el representante del cártel entregó directamente a Nájera.
Luego de recibir los 200 mil dólares, Nájera le dijo a Gastelum que necesitaba aproximadamente 100 mil dólares más para garantizar los resultados de sus elecciones, lo que el mexicano entendió como “manipulación de las elecciones”.
Posteriormente, Nájera solicitó a los miembros del Cartel de Sinaloa 1 millón de dólares (24.4 millones de lempiras) para que el excongresista Yani Rosenthal se convirtiera en presidente de Honduras.
Nájera informó que era importante apoyar financieramente a Yani Rosenthal (del Partido Liberal) porque, si Yani era elegido, entonces Nájera podría “acceder a información confidencial” y ayudar a proteger sus actividades de narcotráfico.
Pero por otro lado, Nájera mantenía vínculos con el Partido Nacional, pues buscaba apoyar la presidencia Óscar Nájera en el Congreso Nacional, y de Juan Orlando Hernández como presidente de Honduras.
La ya conocida reunión después de la elección de 2013 que fue grabada por el líder de los Cachiros, Devis Maradiaga, en la que se discutieron esfuerzos para recibir tratamiento favorable para Hernández, y apoyar a Oscar Nájera para la presidencia del Congreso.
Fredy participó en esa reunión de enero de 2014 sobre la elección como presidente del Congreso Nacional, donde también estuvo involucrado el excongresista Midence Oquelí Martínez Turcios, miembro de una organización narcotraficante acusado de tráfico de drogas y delitos con armas por la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York.
Juicio contra Nájera
Un testigo en el juicio contra el Fredy Nájera identificado como “CW-1“, aseguró que conocía las operaciones de su exsocio, así como las del expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, su hermano Juan Antonio Hernández y del exdirector de la Policía Nacional, Juan Carlos “El Tigre” Bonilla.
Nájera también operaba de la mano de “Tony” Hernández, considerado por Estados Unidos como un “narco a gran escala”, para el trasiego de drogas por Honduras y que era entregada en la frontera con Guatemala al Cártel de Sinaloa por medio del exalcalde de El Paraíso, Copán, Alexander Ardón.
Ese tráfico de droga, según la Fiscalía estadounidense, era custodiada gracias al rango de “El Tigre” Bonila, quien desde la Policía Nacional ordenaba que la droga fuera entregada de manera segura al Cártel de Sinaloa.
Bonilla, recientemente extraditado a Estados Unidos por narcotráfico, protegía las actividades de narcotráfico desde su posición como el mandamás de la Policía Nacional, además de que tenía “tareas especiales”, incluido el asesinato.
“Tony” Hernández fue sentenciado a cadena perpetua más 30 años de prisión por narcotráfico. Mientras que su hermano, Juan Orlando Hernández, fue extraditado a Estados Unidos; se espera que su juicio dé inicio el 24 de abril de 2023.
Finalmente, la fiscalía acusó a Fredy Nájera de coordinar la compra de aproximadamente dos lanzagranadas a un costo de 20 mil dólares (unos 488 mil dólares) y cuatro granadas acompañantes con un valor de 30 mil dólares (732 mil lempiras) por granada.
Las armas fueron pagadas por miembros del Cártel de Sinaloa. La Fiscalía asegura que Nájera estuvo directamente involucrado en la adquisición y uso de ametralladoras y juegos de rol como parte de la conspiración masiva de tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
El exlegislador hondureño entre 2006 y 2018 se declaró culpable de tráfico de drogas en mayo de 2020 ante la Corte Federal del Distrito Sur de Nueva York.