La expresión artística popular de la capital ya tiene listos para exhibición los tradicionales monigotes, para ser lanzados a la hoguera del fin de año.
Su creador es Marco Argueta, un reconocido tapicero que labora en su taller, en la salida al sur de la ciudad.
Este año, Argueta se ha inspirado en la Presidenta Xiomara Castro y su esposo, el expresidente Manuel Zalaya, a quien, además, le ha elaborado de compañero un “noble” caballo.
Los tres serán quemados para despedir el 2022, pero a diferencia de otros años -explica su creador- esta vez no se trata de una acción de rechazo ni un mensaje de odio, como otros personajes del pasado, sino de esperanza y un voto de confianza para el gobierno de la mandataria, en nombre del pueblo.
Según el artista, las llamas que devorarán a estos muñecos, que él fabrica manualmente, simbolizan una nueva refundación del país, esperando que el gobierno cumpla todas sus promesas, especialmente las de generar empleo, salud y educación.
UNA TRADICIÓN
Aunque su oficio principal son los muebles finos, Argueta lleva más de una década con esta tradición, convirtiéndose, al mismo tiempo, en una especie de juez popular para aquellos personajes, malos o buenos, a quienes les aplica el mismo veredicto inapenable: Las ardientes llamas.
Es por eso que a lo largo de estos días, vecinos, transeúntes, viajeros y curiosos se asoman a su taller buscando los populares “pichingos” y muchos de ellos regresan el mismo día de la hoguera, a participar de la concurrida celebración, que ya es una costumbre en este sector de la capital.
Otros, en cambio, aprovechan para sacarse fotos y de paso hacer sus encargos de cualquier forma y figura, con el fin de repetir la tradición en sus barrios, pueblos y ciudades del interior del país.
Este año, Argueta tiene un deseo adicional antes de lanzar a las llamas a la pareja presidencial, con todo y caballo: Que siga gobernando con firmeza y cero tolerancia a la corrupción de cuello blanco, porque aquí, recalca, “todos deberíamos ser iguales”.