Washington, Estados Unidos
Estados Unidos vetó la entrada al país al expresidente guatemalteco Alejandro Giammattei por “corrupción significativa”, tan sólo dos días después de la convulsa investidura de su sucesor Bernardo Arévalo, blanco de una cruzada judicial.
Arévalo y su partido Semilla fueron blanco de una persecución judicial encabezada por la fiscal general Consuelo Porras -ratificada en el cargo por Giammattei- desde que en junio pasó a un balotaje, que ganó en agosto.
La semana pasada Giammattei se encontraba en Washington, donde pronunció un discurso ante la Organización de los Estados Americanos (OEA). Pero no podrá regresar.
El gobierno del presidente estadounidense Joe Biden considera que “no es elegible para entrar a Estados Unidos debido a su participación en corrupción significativa”, informó este miércoles el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.
Estados Unidos dispone de “información creíble que indica que Giammattei aceptó sobornos a cambio del desempeño de sus funciones públicas (…) acciones que socavaron el estado de derecho y la transparencia del gobierno”, afirma en un comunicado.
Washington “ha dejado claro que apoya a los guatemaltecos que buscan que los actores corruptos rindan cuentas”, añade.
El Departamento de Estado también impedirá entrar en su territorio a los tres hijos del expresidente: Ana Marcela Dinorah, Alejandro Eduardo y Stefano.
A día de hoy el fundador del partido derechista Vamos, con 39 diputados en el Congreso, goza de inmunidad en Guatemala al haber integrado el martes como diputado el Parlamento Centroamericano (Parlacen), un privilegio reservado a los expresidentes.
En los últimos tres años el gobierno de Biden ha vetado la entrada o ha sancionado a casi 400 personas, incluidos funcionarios y representantes del sector privado, a quienes acusa de “participar en actividades corruptas o socavar la democracia o el estado de derecho en Guatemala”.
Giammattei ha mantenido una relación tensa con Washington, sobre todo en los últimos tiempos en los que el gobierno de Biden apoyó al nuevo presidente progresista frente al acoso judicial.
“Pacto de corruptos”
Arévalo ha ganado las elecciones con la promesa de que combatirá la corrupción que carcome el país.
En septiembre de 2021, la fiscalía anticorrupción encabezada por Francisco Sandoval reveló que investigaba un supuesto soborno de empresarios rusos al entonces presidente Giammattei para operar en un puerto en el Caribe.
En medio de esa investigación, Porras destituyó a Sandoval, quien se exilió en Estados Unidos, donde le consideran un campeón anticorrupción.
“La corrupción es un fenómeno enraizado en Guatemala, donde el poder está dirigido precisamente por todo un sistema de redes ilícitas que se incrustaron en el Estado”, declaró Sandoval hace unos días a la AFP en Washington.
Como él, decenas de otros fiscales, jueces y periodistas se vieron obligados a huir del país.
“La corrupción debilita el Estado de derecho y las instituciones democráticas, permite la impunidad, alimenta la migración irregular, obstaculiza la prosperidad económica y restringe la capacidad de los gobiernos para responder eficazmente a las necesidades de sus pueblos”, asegura el Departamento de Estado.
La migración es una de las grandes preocupaciones de Biden y su talón de Aquiles de cara a las presidenciales de noviembre, en las que busca ser reelegido.
Será uno de los temas que abordará con Arévalo, quien tras su investidura reconoció que comienza un mandato marcado por “obstáculos” porque “el cambio puede ser difícil”.