Gualaco, Olancho. El hallazgo del cuerpo sin vida de la profesora de secundaria Aleyda Nohemí Cabrera Santos, de 35 años, quien fue encontrada enterrada en una fosa clandestina el pasado lunes, después de ser reportada como secuestrada, ha causado consternación en la comunidad de Gualaco, Olancho.
El caso ha generado indignación, no solo por la violencia del crimen, sino también por las confesiones de los presuntos responsables, detenidos por equipos especiales de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI). Uno de ellos, con frialdad, confesó: “Me arrepiento. Ella fue mi profesora”.
Secuestro y demanda de rescate
El secuestro de la docente, quien además era prima del alcalde de Gualaco, Edwin Antonio Díaz Cabrera, se reportó la semana pasada. Según las autoridades, los captores exigieron 3 millones de lempiras como rescate, pero el crimen terminó en tragedia.
Tras labores de inteligencia realizadas por la Unidad Nacional Antisecuestros (UNAS) de la DPI, dos jóvenes, de 20 y 21 años, fueron detenidos en la aldea La Peña, en Gualaco. Ambos están acusados de secuestro agravado y asesinato.
La traición de un hombre de confianza
Uno de los detenidos, conocido como alias “El Chele”, era considerado una persona cercana a la víctima. Según familiares, gozaba de la confianza de la docente, al punto de encargarse del transporte de sus hijas y realizar mandados personales.
Sin embargo, las investigaciones revelaron que “El Chele”, junto con su cómplice, planificó y ejecutó el secuestro y posterior asesinato. Al ser trasladado por agentes policiales, el segundo sospechoso confesó: “Si no la mataba, mataban a mi familia”, asegurando que terceros lo amenazaron para cometer el crimen.
Operativo y búsqueda de autores intelectuales
El portavoz de la Policía Nacional, Edgardo Barahona, confirmó que las capturas de los dos jóvenes representan un avance importante en el caso, pero los operativos continúan para localizar a los autores intelectuales, quienes ya estarían identificados.
La profesora Cabrera Santos, reconocida por su compromiso con la educación, era un pilar en su comunidad. Su muerte deja un vacío profundo entre sus familiares, colegas y estudiantes, quienes ahora claman por justicia y castigo para los responsables.