Lima, Perú- En las primeras décadas del siglo pasado, el caso de Lina Medina conmovió a Perú y al mundo al convertirse en madre a los 5 años y, con ello, ser considerada la mujer más joven en la historia en tener un hijo.
“ Todo está documentado. La noticia dio vuelta al mundo y los médicos que la atendieron expusieron el caso en diferentes ámbitos. Se trató de un caso de pubertad precoz de causa idiopática”, explicó el ginecólogo José Sandoval, autor de un libro con investigaciones sobre el parto.
Según los informes médicos de la época, Lina Medina tuvo pubertad precoz. A los 3 años empezó a menstruar, le empezó a salir vello púbico y sus senos empezaron a asomar.
Su humilde familia, que vivía en un remoto pueblo de los Andes peruanos y se dedicaba a la agricultura, pensaba que el leve sangrado en la entrepierna de Lina era culpa de la luna, porque venía solo cuando ésta aparecía.
Cuando dejó de sangrar varios meses después, sus parientes sintieron alivio. Al menos, eso aseguró Nuncia Medina, su hermana, al ginecólogo Sandoval, quien hurgó en el caso que dejó perplejo al mundo en 1939.
El alivio inicial se convirtió en preocupación cuando la familia empezó a notar que Lina lucía triste y callada y que su abdomen inflamado.
Los lugareños recomendaron llevarla a los chamanes por la creencia popular de que sufría de ‘El mal del Puquio o el ‘Mal de la Culebra’.
Que supuestamente afectan a una persona por trasgredir espacios o costumbres y que hace que una serpiente se meta en la persona.
Ni baños en el río, ni ofrendas lograron que Lina mejorara y su padre decidió llevarla a la costa para que la atendiesen los médicos.
Según la investigación, ella llegó al hospital San Juan de Dios de Pisco, a unas cuatro horas de Lima, con aproximadamente ocho meses de gestación.
Los exámenes de sangre, de orina y la placa radiológica que le realizaron según los protocolos de la época así lo confirmaron. La edad de la niña se comprobó con la partida de bautismo que presentó el padre al momento de pedir atención para ella.
Un embarazo y un delito que investigar
No sólo los médicos intervinieron, también lo hizo la policía y la justicia para determinar quién había ultrajado a la menor.
Pero todas las investigaciones que se realizaron resultaron estériles y finalmente quedaron en el olvido.
Tras una cesárea, nació Gerardo con 2,700 kg y 48 centímetros. Durante la operación se comprobó que los ovarios de Lina tenían características de adulto, según los registros del hospital al que tuvo acceso Sandoval. Lina tenía 5 años, 7 meses y 21 días de edad cuando se convirtió en madre.
“Pude conversar con testigos de primera mano de lo que pasó y tuve suerte porque algunos se fueron poco tiempo después de entrevistarlos. Este caso ha sido único. Hay un caso de un embarazo precoz de 7 años en Colombia; pero como éste, ninguno”, dijo Sandoval.
Lina Medina tiene ahora 85 años. Después de la tremenda exposición mediática que tuvo cuando era niña optó por refugiarse en el anonimato. Vive en un barrio pobre de Lima, nunca aceptó dar entrevistas y menos lucrar con su historia. Prefiere vivir tranquila.
Prefirió no tramitar una pensión que le permita vivir más confortablemente para evitar llamar la atención pública, y porque ya anteriormente los políticos de la época le habían hecho muchas promesas que nunca cumplieron.
Es más, evitaron que ella y su hijo se fueran a Estados Unidos, donde instituciones privadas habían prometido velar por ellos.
De la fama mundial al anonimato
Meses después del parto y, ya olvidados por la opinión pública y el Estado, la niña y su hijo volvieron junto a su familia a su pueblo en los Andes y se las arreglaron como pudieron.
Ella estudió taquigrafía y luego se convirtió en una de las secretarias del médico que la atendió y de alguna manera la protegió.
Ese mismo médico, Gerardo Lozada, le dio educación a su hijo, pero al morir, ellos quedaron nuevamente en el desamparo.
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