En Semana Santa, existe una catedral donde los devotos de la religión cristiana podrán conocer al milímetro la apariencia de Jesús, a partir de una recreación hiperrealista que asombra al mundo.
La medicina forense jugó un papel fundamental a la hora de construir esta escultura, pero la Sábana Santa terminó siendo determinante para saber cómo fue el cuerpo que cubrió.
La reliquia de Jesucristo en cuestión habría cubierto el cuerpo de Jesucristo tras su muerte, según los feligreses.
La catedral de Guadix (Granada) acoge hasta el 31 de mayo la exposición The Mystery Man, propuesta que muestra una escultura hiperrealista del cuerpo que pudo envolver la Sábana Santa, realizada bajo los parámetros de la medicina forense.
Actualmente la Sábana Santa se conserva en Turín (Italia) y permitió recrear mediante látex y silicona los 250 golpes, 150 latigazos, las heridas por la corona de espigas y la azada en el costado del que habría sido crucificado en Jerusalén.
La Sabana Santa y La Escultura
Tras 15 años de estudio sobre la Sábana Santa de Turín -el manto que, afirman, envolvió el cuerpo de Jesucristo tras su muerte-, la Catedral de Salamanca expone la primera recreación hiperrealista de su figura. Se trata de un “cuerpo de calidad humana sin movimiento artístico”, afirmó el comisario de la exposición Álvaro Blanco, quien estudió por más de 15 años para poder llevar a cabo la muestra.
La escultura, creada meticulosamente y con un gran cuidado por los detalles, fue realizada en latex y silicona. Pesa aproximadamente 75 kilos y muestra la figura propia del rigor mortis -la postura que adopta el cuerpo muerto a raíz de una serie de cambios químicos que se producen en los músculos y que provoca rigidez e inflexibilidad-.
Sus piernas están semiflexionadas y sus manos, cruzadas a la altura del pubis. La escultura cuenta con pelo real, que cubre todo el cuerpo, de pies a cabeza.
La espalda está un tanto elevada, por lo que es posible observar las laceraciones en la cabeza, producidas por la corona de espinas que fue obligado a llevar. También, una suerte de pequeña trenza que recoge el pelo deja entrever los hematomas en los hombros que se formaron tras cargar con la cruz.
En la piel, se representaron cada una de las heridas producidas por las torturas, así como las marcas de los clavos tanto en las manos como en los pies y los latigazos entre la quinta y la sexta costilla del lado derecho. Su nariz está quebrada y su ojo derecho, rodeado de un gran moretón. El nivel de detallismo logrado permite observar, al acercarse, los poros de la piel, las pecas, las pestañas y hasta las cejas.
Reportaje: AGENCIA ATLAS