Un accidente laboral ocurrido hace unos días en la ciudad de New York, Estados Unidos, tiene al catracho Juan Estanislao Chávez Pérez al borde de no poder caminar y dejar de ser el sustento de su esposa e hijos que viven en Honduras.
Fue así que Juan Chávez decidió entablar una demanda de la mano del abogado neoyorquino Charles Wisell de la firma Lipsig, Shapey, Manus & Moverman P.C. un reconocido bufete que lleva más de 800 millones de dólares recuperados en este tipo de accidentes laborales.
El nacido en Villanueva, Cortés, el 8 de marzo de 1976, llegó a Estados Unidos hace un año y medio para cumplir con el sueño americano y poder ayudar a su familia en Honduras.
El compatriota llegó a la ciudad de New York a mediados de 2021 en plena pandemia del COVID-19 con el afán de sacar adelante a su esposa e hijos radicados en Honduras.
Apenas tenía siete meses de laborar en la construcción sin pensar que un accidente laboral marcaría su vida por el resto de sus días.
Todo sucedió aquel fatídico viernes 13 de enero que pintaba como un día de trabajo normal hasta que llegó la hora del café. Al filo de las 10.00 de la mañana comenzaron con el proceso rutinario de colocar paredes -como se hace todos los días- junto a cuatro compañeros de construcción.
El accidente ocurrió en el momento que Juan realizaba procesos normales como los hacía de forma cotidiana. Esta vez era el ensamblaje de paredes que se ejecutaba con el concurso de varios de sus compañeros. Las paredes son colocadas y luego le siguen otros procesos rutinarios.
El inesperado percance surge cuando el “Catracho” realiza el procedimiento de enganchar las paredes, pero cuando voltea a ver a sus compañeros, ninguno de ellos estaba para apoyarle porque había llegado el supervisor y éstos procedieron a saludarlo dejándolo solo, lo que contribuyó a que se originara el accidente laboral.
El migrante hondureño cuando menos acordó estaba bajo la pared tras caer de 15 pies de altura. Los encargados de la construcción llamaron a la ambulancia y a la Policía para poder auxiliarlo y levantas las pesquisas del suceso.
El accidente fue tan grave que la pierna derecha estaba voleada sobre la izquierda, por lo que tuvo que ser sedado para volverla a poner la extremidad en su lugar.
“Cuando desperté el médico me dijo que tenía fracturas graves en el cuerpo, se me salió el fémur (hueso largo de la parte superior de la pierna que conecta los huesos de la parte inferior de la pierna -articulaciones de la rodilla- con el hueso pélvico -articulación de la cadera-)”, contó Juan con un gestó de pesar en su rostro.
Se trató de descuido de los supervisores porque no vigilaron los procesos como siempre lo hacían, lógicamente hay responsabilidad también de los jefes porque al ver que no estaban los demás en sus puestos era algo que se pudo haber evitado, especialmente al ver que se enganchaba una pieza tan grande como la pared que se estaba colocando, según la dinámica de los hechos.
Pese a la gravedad del accidente, fue hasta el martes 17 de enero que Chávez pudo ser intervenido quirúrgicamente. La operación duró cinco horas y los médicos le dijeron que todo había salido bien, pero que lógicamente las secuelas serían graves sin darle un pronóstico sobre si podrá caminar en el corto, mediano o largo plazo. Lo más cercano para poder dar algunos pasos podría demorar hasta tres meses.