
Israel – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este lunes ante el Parlamento israelí (Knéset) que ha llegado el momento de transformar las victorias militares de Israel en un triunfo de paz.
El mandatario calificó el día como “histórico” por la firma del fin de la guerra de dos años entre Israel y Hamás, afirmando que marca el cierre de “una era de terror y muerte” y el inicio de “una era de fe, esperanza y armonía”.
“Israel, con nuestra ayuda, ha ganado todo lo que se puede lograr por la fuerza de las armas. Ahora es el momento del premio final: la paz y la prosperidad para todo Oriente Medio”, expresó Trump en su discurso, que fue recibido entre aplausos por los legisladores israelíes.
Un llamado a la unidad y la reconciliación
Trump subrayó que este acuerdo representa un punto de inflexión para la región. “No es solo el fin de una guerra, es el amanecer histórico de un nuevo Oriente Medio”, dijo el mandatario, agradeciendo a las naciones árabes y musulmanas que colaboraron para lograr la liberación de rehenes y el cese de los enfrentamientos.
Según Trump, el proceso de diálogo y presión diplomática contó con “mucha ayuda de personas que uno no sospecharía”, resaltando que este resultado demuestra que “las naciones pueden trabajar juntas como socias por la paz”, algo que consideró “raro y extraordinario”.
El presidente estadounidense llegó a Israel este mismo lunes, donde fue recibido en el aeropuerto de Tel Aviv por el primer ministro Benjamín Netanyahu, el presidente Isaac Herzog y miembros de la delegación norteamericana encabezados por su yerno Jared Kushner y su hija Ivanka Trump.
Cumbre de Paz en Egipto
Tras su discurso y una reunión privada con familiares de rehenes israelíes, Trump partió hacia la ciudad egipcia de Sharm el Sheij, donde se celebra la Cumbre de Paz.
El encuentro reúne a más de treinta países más de veinte representados por jefes de Estado o de Gobierno para consolidar los compromisos alcanzados y avanzar hacia una nueva etapa de cooperación regional.
Trump describió este momento como “una victoria para Israel y para el mundo”, insistiendo en que la diplomacia y la fe pueden abrir el camino hacia una convivencia pacífica en Medio Oriente después de años de violencia.