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Cuáles son los mitos sobre la Isla de las Muñecas, el quinto lugar más embrujado del mundo

Ciudad de México – En lo profundo de los canales de Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, se esconde un sitio que acaba de ser nombrado uno de los “más embrujados del planeta”.

La Isla de las Muñecas, adornada por miles de muñecas desgastadas y rotas que cuelgan de los árboles, capturó la curiosidad mundial.

Al alcanzar el puesto número 5 en una lista global de sitios paranormales.

Este reconocimiento la coloca junto a otros lugares icónicos de misterio y terror, consolidando su estatus como un destino para los amantes de lo macabro.

La inclusión de esta isla en el top 5 subraya la fascinación que genera su inquietante atmósfera.

Visitantes de todo el mundo se acercan cada año a conocer el peculiar sitio, atraídos por las historias de fantasmas y los mitos de fenómenos sobrenaturales.

Cuál es la historia de la Isla de las Muñecas

La Isla de las Muñecas, además de ser un destino turístico peculiar, es un lugar cargado de historias llenas de misterio, tragedia y leyendas.

Todo comenzó en la década de 1950, cuando Julián Santana Barrera, un hombre originario del barrio de La Asunción en Xochimilco, decidió mudarse a esta pequeña isla para vivir en aislamiento.

Lo que parecía ser una vida tranquila y sencilla, pronto se transformó en una experiencia aterradora marcada por sucesos paranormales.

Según el mito más difundido, Santana encontró el cuerpo de una niña ahogada en las aguas que rodeaban su isla.

La versión más popular de la historia cuenta que la niña se había enredado en los lirios acuáticos y, pese a los intentos de sobrevivir, terminó muriendo en el lugar.

A partir de este momento, Julián empezó a escuchar voces, lamentos y pasos en su entorno. Aterrorizado por lo que interpretaba como la presencia del espíritu de la niña, comenzó a buscar formas de calmarla. Fue entonces cuando tuvo la idea de colgar muñecas en los árboles de la isla.

Las primeras muñecas que adornaron la isla provenían de la basura o eran arrastradas por la corriente de los canales cercanos. Julián no era selectivo en cuanto a su estado; muñecas rotas, sin ojos o sin extremidades eran bienvenidas, ya que su objetivo no era estético, sino puramente espiritual.

La creencia popular sostiene que estas muñecas tenían el propósito de apaciguar al alma de la niña fallecida y evitar que su espíritu inquieto regresara a molestarlo. 

Con el tiempo, la colección fue creciendo, y lo que comenzó como un acto de miedo se convirtió en una obsesión. Julián pasó gran parte de su vida recolectando muñecas y añadiéndolas a su isla, sin importar su condición.

Con los años, la historia de la Isla de las Muñecas se fue tejiendo de forma aún más compleja. Los vecinos y curiosos que se acercaban al lugar comenzaron a esparcir rumores sobre fenómenos inexplicables.

Se decía que las muñecas no solo colgaban inertes, sino que algunas movían los ojos o incluso cambiaban de posición por sí solas.

Otros aseguraban haber escuchado susurros provenientes de las muñecas, especialmente al caer la noche, cuando la isla quedaba envuelta en una atmósfera todavía más tétrica.

Estas historias contribuyeron a reforzar la leyenda del lugar, atrayendo a cada vez más personas interesadas en lo paranormal.

En abril de 2001, Julián Santana falleció de un infarto en circunstancias que añadieron un nuevo nivel de misticismo a la isla.

Su sobrino, Anastasio Santana, relató que su tío había mencionado haber tenido una visión de una sirena que lo quería arrastrar a las profundidades de los canales.

Pocos días después, Julián murió justo en el mismo lugar donde años atrás, según la leyenda, había encontrado el cuerpo de la niña ahogada.

Tras la muerte de Julián, su sobrino Anastasio asumió la responsabilidad de cuidar la isla. Aunque el propósito inicial de su tío era apaciguar a los espíritus, las muñecas se convirtieron en una atracción turística, y la isla ganó notoriedad tanto a nivel nacional como internacional. 

Anastasio continuó con la tradición de colgar muñecas, afirmando que así seguiría protegiendo el lugar de las posibles presencias espirituales. El terreno permaneció prácticamente intacto, y las muñecas que cuelgan de los árboles y las construcciones siguen causando asombro e inquietud a los visitantes.

Cómo se puede llegar a Isla de las Muñecas

Llegar a Isla de las Muñecas requiere un viaje en trajinera, las tradicionales embarcaciones de Xochimilco. El punto de partida más común es el Embarcadero de Cuemanco, desde donde los turistas pueden alquilar una trajinera para recorrer los canales. El trayecto hasta la isla dura aproximadamente una hora y media, dependiendo de las condiciones del agua y el recorrido que se elija. Si bien no siempre es posible desembarcar en la isla, las trajineras pasan cerca para que los visitantes puedan observar de cerca las muñecas y tomar fotografías.

El costo del viaje varía, y por lo general, una trajinera para 18 personas tiene un precio de aproximadamente 600 pesos mexicanos por hora (al rededor de $30,43 dólares. Además, algunos guías locales ofrecen visitas personalizadas para aquellos que buscan conocer en mayor profundidad la historia y las leyendas que rodean este enigmático lugar.

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