San Vicente y las Granadinas
Con el objetivo de hacer frente a la grave crisis de hambre que afecta a 43,2 millones de personas en América Latina, los líderes de la región han ratificado el Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños para el período 2024-2030, conocido como Plan SAN CELAC.
La aprobación tuvo lugar durante la VIII Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la CELAC celebrada en San Vicente y las Granadinas.
La necesidad urgente de adoptar medidas concretas para abordar la crisis alimentaria fue destacada en este encuentro, donde representantes de 30 países aprobaron el plan. Mario Lubetkin, Subdirector General y Representante Regional de la FAO, expresó su esperanza de que los resultados de la conferencia se consoliden como una respuesta tangible.
Para lograr un mundo sin hambre en América Latina y el Caribe, se enfatizó la importancia de la colaboración de todos los sectores. El Plan SAN Celac se estructura en cuatro pilares fundamentales para acelerar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente en lo relacionado con la erradicación del hambre y la pobreza.
Pilares del Plan
- Marco Jurídico: Establece bases legales y normativas para promover políticas que garanticen seguridad alimentaria y nutricional.
- Producción Sostenible: Propone estrategias para una producción agrícola respetuosa con el medio ambiente y capaz de satisfacer necesidades actuales y futuras.
- Acceso a Dietas Saludables: Busca asegurar acceso físico y económico a una alimentación adecuada, promoviendo la diversificación de dietas y consumo de alimentos nutritivos.
- Sistemas Agroalimentarios Resilientes al Cambio Climático: Fortalece sistemas para enfrentar desafíos climáticos, promoviendo prácticas agrícolas sostenibles y adaptativas.
Las últimas estimaciones revelan que, en 2022, el 6,5% de la población de la región padecía hambre, 2,4 millones menos que en 2021. Sin embargo, la situación persiste, afectando a 43,2 millones de personas. Factores como el acceso limitado a recursos, la pobreza, las secuelas de la pandemia y los conflictos contribuyen a esta problemática, agravada por catástrofes climáticas que amenazan la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios.
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