
WASHINGTON.– En menos de 24 horas, la administración estadounidense anunció el hundimiento de dos embarcaciones venezolanas, elevando a tres los ataques a barcos sospechosos de transportar drogas desde Venezuela hacia Estados Unidos, según confirmó el propio Donald Trump.
La operación se enmarca dentro de un despliegue de barcos, submarinos y aviones en el Caribe sur, dirigido a combatir al Cártel de los Soles y presionar al líder venezolano, Nicolás Maduro, a quien Washington considera “presidente usurpador”.
Durante el fin de semana, un destructor estadounidense abordó un barco atunero, inspeccionándolo durante ocho horas antes de liberarlo. Según Trump, las tres embarcaciones interceptadas transportaban drogas, principalmente cocaína y fentanilo, y los tripulantes fueron calificados como narcoterroristas extraordinariamente violentos.
En un video difundido este lunes, se observa un misil impactando una de las barcas, acción que recuerda el primer ataque que terminó con la muerte de 11 hombres que viajaban desde la península de Paria hasta Trinidad y Tobago.
Reacción de Caracas
Ante la escalada de acciones militares estadounidenses, el chavismo declaró una “guerra revolucionaria”, advirtiendo que cualquier intervención en territorio venezolano sería enfrentada. Sin embargo, desde Washington aseguran que continuarán la operación para desmantelar los cárteles y detener a sus miembros, incluso en tierra firme.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, subrayó que la ofensiva forma parte de una estrategia más amplia para frenar la dictadura en América Latina y prevenir que cárteles se hagan pasar por gobiernos.
Contexto político
La tensión se enmarca en un contexto de crisis electoral y represión en Venezuela. Según registros, más de 800 presos políticos permanecen bajo custodia del régimen, incluidos ciudadanos españoles e hispanovenezolanos, como resultado de la represión a protestas contra Maduro desde julio del año pasado.
Con estas acciones, Estados Unidos busca combinar operaciones militares en el Caribe con presión diplomática sobre Caracas, en un esfuerzo por frenar el flujo de drogas hacia su territorio y cuestionar la legitimidad del gobierno de Maduro.