
Tegucigalpa, Honduras.- Tras 29 días en huelga de hambre a las afueras del edificio del Centro Cívico Gubernamental (CCG), el colectivo Unidos por la Democracia mantiene firme su protesta y denuncia constantes episodios de acoso e intimidación.
En cadena de pequeñas mesas improvisadas, mantas y urnas con agua, los activistas aseguran que su objetivo es visibilizar lo que califican como un deterioro del estado de derecho y el bloqueo del diálogo nacional.
La huelga comenzó hace casi un mes y se instaló en las gradas del CCG, espacio símbolo del poder estatal en Tegucigalpa.
Los integrantes del grupo explican que la medida extrema responde a “la falta de vías efectivas de diálogo” entre la ciudadanía y las instancias gubernamentales.

Según ellos, las condiciones se tornaron insostenibles: “Hace 29 días que no comemos como protesta activa”, declaró uno de los voceros.
Acoso e intimidación: denuncias del colectivo
Parte del ambiente de tensión alrededor de la huelga deriva, según los participantes, de desplazamientos de seguridad privada, ingreso de vehículos no identificados en horarios nocturnos y vigilancia constante a quienes acuden a brindar apoyo.
Aunque no se han divulgado informes oficiales sobre estos hechos, el modelo de hostigamiento ha sido documentado por organizaciones de derechos humanos en Honduras, que instan a que el Estado garantice condiciones seguras para las protestas.

Exigencias
El colectivo exige la apertura inmediata de una mesa amplia de diálogo nacional con representantes gubernamentales, partidos políticos, sociedad civil y organismos internacionales.
También solicitan la garantía de condiciones electorales limpias, el combate a la impunidad y la restauración de la vigencia plena de los derechos fundamentales.
El ayuno prolongado representa para ellos “una señal de urgencia”, ya que consideran que las formas tradicionales de protesta han quedado sin efectos visibles.



