
Nueva York, Estados Unidos – El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, inauguró este martes el 80 periodo de sesiones de la Asamblea General con un mensaje sombrío sobre el estado actual del planeta.
A sus 76 años y en la recta final de su segundo mandato, el diplomático portugués lamentó que los principios fundacionales de la ONU “están bajo asedio” y que la humanidad enfrenta una peligrosa encrucijada.
“Los pilares de paz y progreso se tambalean por el peso de la impunidad, la desigualdad y la indiferencia. Naciones soberanas invadidas, el hambre utilizada como arma, la verdad silenciada… ¿Qué clase de mundo vamos a elegir?”, cuestionó en su discurso de apertura.
La ONU como brújula moral
Guterres recalcó que el organismo internacional “es más que un lugar de reunión”, al describirlo como “un compás moral, una fuerza de paz, un guardián de la legalidad internacional, un catalizador del desarrollo sostenible y un faro para los derechos humanos”.
En medio de una crisis financiera estructural y con crecientes críticas a su papel en conflictos internacionales, el secretario general insistió en que la Carta de la ONU no es opcional y que la impunidad de algunos Estados ha generado “los conflictos más atroces de la historia”.
Tensiones con Estados Unidos y los donantes
Aunque no lo mencionó de manera directa, Guterres aludió a los recortes de financiamiento impulsados por la administración de Donald Trump, que ha debilitado la cooperación internacional.
Recordó que estas decisiones, replicadas también por países como Alemania, Reino Unido y Francia, tienen consecuencias devastadoras.
“Los recortes a la ayuda hacen estragos demoledores. Son una sentencia de muerte para muchos, un futuro robado para muchos más”, advirtió.
El diplomático se reunirá en las próximas horas con el presidente estadounidense, tras más de diez meses sin comunicación directa, en un contexto de tensiones con Washington y de cuestionamientos al multilateralismo.
Una advertencia global
Guterres concluyó con un mensaje claro: la ONU no representa un sueño de perfección, sino una estrategia práctica para la supervivencia de la humanidad. “Sabemos lo que necesitamos y aun así estamos arrojando el salvavidas que lo hace posible. Esa es la paradoja de nuestro tiempo”.