
Tegucigalpa, Honduras.- A pocos días de las elecciones generales, el Partido Nacional de Honduras apuesta con fuerza a su “voto duro”: un respaldo firme que emerge desde las zonas rurales del país, donde logró consolidar más del 50% de su caudal electoral durante las elecciones primarias de este año.
Con un objetivo ambicioso de alcanzar 1.5 millones de votos, el partido liderado por Nasry “Tito” Asfura busca regresar al poder tras su derrota en 2021, cuando perdió la presidencia luego de 12 años de gobierno continuo.
Según datos del Consejo Nacional Electoral (CNE), el 56% de los votos obtenidos por los nacionalistas en marzo provinieron de municipios con menor densidad poblacional, fuera de las principales ciudades.
Fortaleza fuera de los focos
Este patrón, que algunos han llamado “el cinturón azul”, se mantiene sólido en departamentos como Lempira, Intibucá, Ocotepeque, Yoro y parte de Francisco Morazán.
Son territorios donde las redes clientelares, estructuras partidarias históricas y el contacto directo con las comunidades aún pesan más que las campañas mediáticas o las redes sociales.
“El Partido Nacional no ha perdido su músculo organizativo en el interior del país. Sigue siendo el partido con más alcaldías, y eso significa control territorial y cercanía con los votantes”, señala la politóloga Carmen Lagos.
¿Suficiente para ganar?
A pesar del buen desempeño en las primarias, la gran incógnita es si ese apoyo rural bastará para imponerse en las generales.
A diferencia de elecciones anteriores, el escenario actual está más fragmentado, con un Partido Libre movilizando su base urbana y un Partido Liberal que podría atraer votos indecisos con Salvador Nasralla como figura aliada.
Además, sectores de la juventud urbana y de clase media siguen mostrando resistencia a los partidos tradicionales, lo que podría traducirse en abstencionismo o votos dispersos.
La estrategia de Nasry Asfura ha intensificado sus recorridos por comunidades rurales y municipios intermedios, priorizando mensajes sobre estabilidad, empleo y asistencia social.
Lejos de confrontaciones ideológicas, su narrativa se enfoca en la eficiencia y el “hacer sin hablar tanto”, una fórmula que le dio réditos como alcalde del Distrito Central.
“Queremos un gobierno que trabaje por todos, no que divida al país. Vamos con fuerza, con propuestas reales y sin promesas vacías”, afirmó Asfura en un reciente mitin en Santa Bárbara.
Un voto menos visible, pero poderoso
A menudo ignorado en los grandes debates televisivos o las tendencias de redes sociales, el votante rural podría ser, nuevamente, el factor decisivo.
Aunque menos activo digitalmente, es constante en las urnas.
Las estructuras tradicionales, sumadas al desgaste de los gobiernos actuales, podrían reactivar esa ola conservadora que ya se expresó en las primarias.
Con nueve días para las elecciones, la carrera está lejos de definirse, pero si algo está claro, es que los caminos de tierra, las plazas municipales y los caseríos volverán a ser protagonistas silenciosos del destino político de Honduras.
El Partido Nacional lo sabe… y juega su última carta desde ahí.



