
Godofredo Fajardo cuenta en el podcast Dos que Tres cómo su campaña se convirtió en un fenómeno viral.
Tegucigalpa, Honduras – Godofredo Fajardo, candidato a diputado por el Partido Democracia Cristiana de Honduras, se ha convertido en un nombre que literalmente aparece en cada esquina de Tegucigalpa.
Recientemente, participó en el podcast Dos que Tres con el periodista Denis Andino, donde habló de la “Godor Racha”, ese fenómeno viral que ha despertado la atención de miles de ciudadanos, y compartió sus propuestas concretas para representar a Francisco Morazán.
“Fíjese que nunca me imaginé, jamás lo planifiqué, nunca hubiera siquiera pensado en una estrategia publicitaria o de comunicación con tanto impacto. Y creo que fui, aunque no me crea, de los últimos en enterarme”, confesó Fajardo. Relató que al salir al mall notó cómo la gente lo reconocía, lo saludaba e incluso lo abrazaba. “Mi hija me venía diciendo: ‘Papi, te han agarrado de changeta todo mundo, vieras que te ponen unos memes’”, recordó entre risas.
Afiches y memes: la estrategia que se viralizó
Godofredo reveló que su campaña ha tenido un enfoque muy tradicional: caminar, organizar y pegar afiches.
Sin embargo, la respuesta de la gente superó cualquier expectativa. “Si esto me hubiera pasado hace dos meses, solo hubiera invertido en 500 afiches. Hoy la gente me dice: ‘Le quiero regalar 30 afiches. Le voy a regalar los de mi colonia’”, comentó, sorprendido por la participación ciudadana.
Denis Andino puntualizó el monto invertido: “200,000 lempiras es todo lo que ha invertido Godofredo Fajardo en afiches, que ahora están por todos lados”.
Fajardo explicó que el resto de su campaña se ha manejado a través de redes sociales de manera muy básica y con apoyo familiar, y que la televisión fue planificada con un amigo de confianza. Sin embargo, “como la gente se ha enfocado en los afiches por morbo, por bromas y alegría, todo se habla de los memes”, señaló.
Transparencia y recursos propios
El candidato destacó que la inversión proviene de su patrimonio personal: “Gano 54,000 lempiras como regidor, uno guarda cuatro sueldos. Mi esposa trabaja. Siempre he tenido recursos, no exagerados, pero suficiente para sostener una campaña pequeña”.
Añadió que, aunque le ofrecen más afiches y materiales, su enfoque actual es el contacto directo con los votantes a través de caminatas y charlas sobre sus propuestas.
“Ahora ya no gasto en afiches, más que en comidas para activistas y logística de caminatas. La gente se ha enfocado en los memes y sketches, y yo he tenido que desarrollar cierta personalidad actoral para grabar unos 15 sketches en podcasts y redes”, explicó.
La Democracia Cristiana como alternativa
Sobre el papel de su partido en la política actual, Fajardo aseguró que los hondureños buscan algo diferente: “Hay menos personas que creen en el tradicionalismo político. Esto deja un espacio importante para partidos emergentes como la DC o el PINU”. Sin embargo, advirtió que se requiere trabajo serio: buenos candidatos, propuestas concretas, estrategia de comunicación e inversión para demostrar base y seguidores.
Entre ataques y reconocimientos
Fajardo también habló sobre las campañas negras y los ataques en redes: “Hay envidias, acusaciones sin fundamento. Incluso instituciones politizadas pueden influir en estrategias de desprestigio. Pero yo tengo la conciencia limpia, no he tenido requerimientos fiscales ni problemas legales. Estoy tranquilo”.
Reconoció que los colegas de otros partidos no siempre muestran apoyo: “Ni diputados, ni candidatos, nadie me felicita. A veces me cruzo con amigos de partidos tradicionales y ni me saludan; eso también es parte de la política”.
Hacia su posible última campaña
Con más de 35 años en campañas políticas, Godofredo Fajardo admite que la actual podría ser su última participación electoral. “Andar 60 años en campaña es desgastante: dinero, estrés, presión. Me veo en el futuro relajado, disfrutando deporte, familia, sin agendas políticas diarias”, concluyó.
Godofredo Fajardo se ha convertido en un fenómeno que combina la tradición política con la viralidad digital, demostrando que, incluso en campañas pequeñas, la interacción con la ciudadanía puede transformar afiches en memes y sonrisas en votos.



