Tegucigalpa, Honduras
La reciente declaración de “culpable” por delitos de narcotráfico contra el expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, en Estados Unidos, plantea un desafío significativo para el sistema de justicia del país centroamericano. A lo largo de la historia, la justicia hondureña ha sido objeto de críticas por su supuesta selectividad y complicidad en casos de corrupción, según analistas y abogados penalistas.
Joaquín Mejía, abogado y doctor en derechos humanos, sostiene que la sentencia contra Hernández representa una oportunidad histórica para fortalecer la institucionalidad democrática en Honduras. Sin embargo, destaca que Hernández es solo la “cabeza visible” de una estructura más amplia que aún perdura y ha penetrado las instituciones estatales.
Mejía aboga por la instalación de una Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (CICIH) como una medida para abordar la corrupción arraigada. Sin embargo, señala la falta de transparencia del Gobierno en cuanto a las condiciones mínimas requeridas para establecer la CICIH, según un diagnóstico entregado por Naciones Unidas.
La historia del narcotráfico en Honduras se remonta a mediados de los años 70, involucrando a políticos y militares. La ubicación estratégica del país entre productores y consumidores, junto con la impunidad, ha contribuido al aumento del narcotráfico en las últimas décadas.
La corrupción política y las denuncias de financiamiento ilícito a campañas electorales también han sido elementos destacados en este contexto.
El fallo de culpabilidad contra Hernández en Estados Unidos ha generado reacciones encontradas en Honduras. Aunque se considera un acto de justicia en el país norteamericano, muchos expresan dudas sobre la efectividad del sistema judicial hondureño.
La falta de una respuesta inmediata por parte de la Corte Suprema de Justicia agrega incertidumbre, mientras persisten disputas internas por el control de la Sala de lo Constitucional.
El veredicto deja abiertas preguntas sobre si se investigarán a otros implicados en el juicio contra Hernández en Honduras. La frase del exembajador de Estados Unidos, Cresencio Arcos, resuena: “aquí la justicia es una víbora que solo muerde a los descalzos”.
La necesidad de reformas y una respuesta transparente del sistema de justicia hondureño se vislumbran como imperativas en el camino hacia una mayor legitimidad y justicia.