
Tegucigalpa, Honduras.- Con una emotiva jornada cultural en el Museo para la Identidad Nacional (MIN), la Secretaría de Finanzas y el Programa Piloto Integral de Combate a la Pobreza Urbana (PPICPU) conmemoraron el 25º aniversario de esta iniciativa.
Por más de dos décadas, ha sembrado esperanza, arte y desarrollo en comunidades vulnerables del país.
El evento, reunió a jóvenes artistas, exalumnos del programa, funcionarios y miembros de organizaciones sociales.

Las mismas han sido testigos del impacto que el PPICPU ha tenido en la vida de miles de niños, niñas y adolescentes en zonas urbanas de alto riesgo.
Un cuarto de siglo de compromiso con la transformación social
Desde su fundación, el PPICPU ha trabajado en barrios y colonias donde la exclusión social, la violencia y la falta de oportunidades han sido históricamente parte del paisaje.
Su enfoque combina arte, educación, acompañamiento psicosocial y desarrollo comunitario, creando espacios seguros para el crecimiento personal y colectivo.
La celebración de estos 25 años llega en un momento en que Honduras enfrenta múltiples desafíos sociales.
Por eso, el evento fue también un llamado a fortalecer políticas públicas de inclusión, a garantizar presupuestos sostenibles para programas sociales.
Además, hicieron un llamado para seguir apostando por proyectos que pongan al ser humano en el centro del desarrollo.
“Creemos en una Honduras donde los niños y niñas tengan oportunidades reales. PPICPU ha sido eso durante 25 años: un puente hacia una vida mejor”, dijo una representante de la Secretaría de Finanzas.







Con el aniversario, el programa renueva su compromiso con las nuevas generaciones y reafirma que el combate a la pobreza también pasa por el arte, la empatía y la creación de comunidades solidarias.
Durante la actividad, se ofrecieron presentaciones multidisciplinarias de danza, teatro, música y pintura, todas protagonizadas por jóvenes que han pasado por el programa.
También se compartieron testimonios conmovedores que recordaron cómo una oportunidad puede cambiar destinos.
“Este no es solo un aniversario, es la celebración de miles de historias de superación y dignidad. El PPICPU es un modelo de cómo la inversión social bien orientada genera cambios duraderos”, expresó uno de los organizadores.
Arte como herramienta de transformación
Uno de los ejes más poderosos del PPICPU ha sido el uso del arte como medio de expresión, sanación y empoderamiento.
En barrios donde la violencia callejera y la pobreza marcan el día a día, el programa ha demostrado que la cultura puede ser una vía efectiva para canalizar el talento y fortalecer el tejido comunitario.
Los testimonios de jóvenes beneficiarios coincidieron en un punto: “el arte me salvó”.
A través de talleres de pintura, baile, escritura y teatro, han descubierto habilidades que no solo les han dado una nueva perspectiva de vida, sino también herramientas para construir un futuro diferente.Un legado que sigue creciendo



