La tendencia de fecundidad en adolescentes por cada mil nacidos vivos en edades de 15 a 19 años en el mundo es de 41. En la región es de 61 y en Honduras es de 97.
Según datos de la Secretaría de Salud (Sesal), la tasa por departamentos indica que Olancho es el que tiene el mayor número de casos con 147 embarazos por cada mil nacidos vivos.
Le sigue Gracias a Dios con 125, Colón 124, Yoro 124, Intibucá 122, Lempira 115, Atlántida 114, Santa Bárbara 107, Comayagua 99 y El Paraíso 99.
Las que tienen el menor número de embarazos por cada mil nacidos vivos son Tegucigalpa con 54, San Pedro Sula con 65 y Ocotepeque 79.
“Ocotepeque es un ejemplo del buen trabajo que hace la Sesal, porque ese departamento era el que tenía altas tasas de mortalidad materna y trabajaron el tema de planificación familiar y bajó su tasa de natalidad y muerte”, explica Rosa Marlen Flores, responsable del Plan Nacional de la Mortalidad Materna.
Pero un dato grave que comparte la Sesal es que en cuatro años, del 2018 al 2021, se registraron 44 embarazos en niñas de 9 años.
“Son cifras terribles. Son niñas que debían estudiar, pero tuvieron sus bebés y es una tragedia para el país”, lamenta la funcionaria de Salud.
Caso La Ceiba
Rosa María Flores comenta a tunota que en la labor de prevención y educación en las regionales de salud, un caso que le da satisfacción es el que se registró en el Instituto Manuel Bonilla, en La Ceiba, Atlántida.
“El Manuel Bonilla en La Ceiba tenía de 12 a 15 embarazadas al año y el Centro de Salud de esa localidad se propuso trabajar con las autoridades.
Solicitaron el permiso e iniciaron la capacitación de estudiantes y líderes. El resultado es que ahora tienen cero embarazos adolescentes desde el 2022”, indica.
Investigan muertes
La Sesal informa que en el 2022 se reportó la muerte de nueve adolescentes entre los 15 y 19 años. De ellas, dos eran de la zona rural de Intibucá.
“Se investigan esos casos porque hay un patrón común en esas muertes y es la enfermedad del hígado en esas jóvenes de 16 años”, dice Flores.
¿Y la Estrategia Nacional de Prevención de Embarazos en Adolescentes?
No funcionó. Según un médico de la Sesal que pidió el anonimato, se conformó un equipo de trabajo.
El Gobierno iba a implementar el desarrollo organizacional, pero refiere que
eliminaron los programas.
“Estaba la estrategia, había fondos de cooperación externa. Eran 17 millones de dólares, pero se llevaron el dinero para la Casa Presidencial. No se hizo trabajo
con educación, salud y el dinero se perdió”, dice el galeno.
Pavlova Polanco, del área de Salud de Plan Internacional, refiere que esa estrategia era un documento muy integral que abarca muchos componentes, que tenía alianzas estratégicas, pero no se hicieron las acciones para implementarlo.
“No se tenía un marco legal para la educación sexual integral y tampoco un entrenamiento para los docentes y trabajadores de salud. Mucho menos se dio la información clara, precisa, sencilla sobre cómo se iba a trabajar”, expone Polanco.
Blanca Munguía, directora de Salud de la Asociación para una Sociedad Más Justa (ASJ), coincide que la estrategia del 2012 no se conoció.
“No se socializó, fue un esfuerzo que se perdió y que no lo tomaron en cuenta y ahora se toman acciones de manera aislada e ignoran esfuerzos como la Estrategia Nacional en Prevención de Adolescentes del 2012”, señala.