El mandatario de México, Andrés Manuel López Obrador, expresó este jueves su postura en torno a la crisis política en Perú, un día después de que Pedro Castillo fuese destituido de la presidencia de Perú por “incapacidad moral” y que el Congreso juramentara a la vicepresidenta Dina Boluarte como sustituta en el cargo.
“Lamentamos mucho lo que sucedió porque desde que ganó, legal, legítimamente, Pedro Castillo fue víctima de acoso, de confrontación. No aceptaron sus adversarios, sobre todo las élites económicas, políticas de ese país, el que él gobernara”, dijo.
En el marco de su conferencia matutina, López Obrador confirmó que Castillo buscó el respaldo de su Gobierno para solicitar asilo en la Embajada de México en Lima.
“Habló aquí a la oficina para que me avisaran de que iba hacia la Embajada, pero seguramente ya tenían intervenido su teléfono, y que iba a solicitar el asilo, que si le abrían la puerta de la Embajada”, contó el mandatario.
En ese momento, López Obrador le dio indicaciones al canciller mexicano, Marcelo Ebrard. “Le dije que hablara con el embajador (Pablo Monroy) y se abriera la puerta de la Embajada, con apego a nuestra tradición de asilo, pero al poco tiempo tomaron la Embajada con policías y ciudadanos, y él ya ni siquiera se pudo salir, lo detuvieron de inmediato”, añadió.
En este marco, López Obrador pidió que se respeten los derechos humanos de Castillo y de su familia. “Que se actúe con legalidad verdadera”, dijo.
Tensa jornada en Perú
Después que los congresistas aprobaron la vacancia, Castillo abandonó el Palacio Presidencial junto a su esposa, Lilia Navarro, su hija menor, y el exprimer ministro Aníbal Torres. Aunque se desconocía el destino al que se dirigían, fue el jefe de escolta, Luis Alarcón Trujillo, quien comunicó a sus superiores en la Policía Nacional que la camioneta iba a la Embajada de México, ubicada en el distrito limeño de San Isidro.
Así, la camioneta fue detenida en las avenidas Garcilaso de la Vega y España. Castillo fue trasladado a la sede de la Región Policial de Lima y por la noche fue llevado al cuartel Los Cibeles de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes), en el distrito de Rímac.
“Había una patrulla porque decían que se iba a ir a la Embajada, pero la verdad es que nunca llegó, no sé si era su intención”, dijo el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, el miércoles por la tarde.
En entrevista con la periodista Denise Maerker, Ebrard negó que Castillo se hubiese puesto en contacto con la Cancillería. No obstante, el ministro de Exteriores habló sobre la posibilidad de darle asilo al expresidente peruano. “Nosotros tenemos una política favorable al asilo, yo no creo que nos negaríamos. Si él lo pide, lo consideramos en sentido positivo”, acotó.
“Ambiente de hostilidad”
La tarde del miércoles, López Obrador expresó que en el caso peruano, México se ceñía al principio de su política exterior de “no intervención y la autodeterminación de los pueblos”.
Sin embargo, el mandatario consideró lamentable que, por intereses de las élites económicas y políticas, “la presidencia legítima” de Castillo tuvo “un ambiente de confrontación y hostilidad en su contra hasta llevarlo a tomar decisiones que le han servido a sus adversarios para consumar su destitución”.
“Ojalá se respeten los derechos humanos y haya estabilidad democrática en beneficio del pueblo”, manifestó López Obrador.
Por su parte, la Fiscalía General de la Nación abrió una investigación contra Castillo por presunta comisión del delito contra los Poderes del Estado y Orden Constitucional, en la modalidad de rebelión, en agravio del Estado.