China podría volver a una situación de ‘normalidad’ relativa al COVID-19 alrededor del segundo trimestre de 2023, pronosticó el reputado epidemiólogo Zhong Nanshan, citado por la prensa local el lunes (12.12.2022).
Ante la creciente propagación del coronavirus tras el retiro de muchas restriscciones, Zhong citó como ejemplo el actual brote en Cantón (sureste) y auguró que su pico llegará a finales de enero (fecha en la que se celebra el Año Nuevo chino, principal época festiva del año) o mediados de febrero.
Aunque el experto calificó de «altamente improbable» que el gobierno limite los desplazamientos durante ese período, sí recomendó a los chinos que se pongan dosis de refuerzo de las vacunas anti-covid para aumentar su nivel de protección.
Zhong también exhortó a los ciudadanos a seguir llevando mascarillas y a no comprar grandes cantidades de medicamentos por pánico, tal y como se ha visto en numerosas ciudades del país.
En los últimos días, la prensa oficial comenzó a minimizar el riesgo de la variante ómicron a través de artículos y entrevistas a expertos, un giro que acompaña a la relajación de las medidas más estrictas de la política de ‘cero covid‘, vigente desde hace casi tres años.
Las autoridades han dicho que hay «condiciones» para «ajustar» las medidas en esta «nueva situación» de menos muertes a causa del virus, pero también anunciaron un plan para acelerar la vacunación de los ancianos, uno de los grupos más vulnerables pero a la vez más reticentes a inocularse.
El Ejecutivo anunció que permitirá aislarse en sus casas a los infectados asintomáticos o con síntomas leves (hasta ahora era obligatorio el traslado a un centro de cuarentena), y que ya no se exigirá la prueba negativa de Covid para entrar en la mayoría de lugares y establecimientos, con excepción de hospitales o escuelas.
Los cambios llegaron después de las protestas anti-restricciones en diversas partes del país, tras la muerte de 10 personas en un edificio aparentemente confinado en Urumqi (noroeste), con consignas como «no quiero PCR, quiero comer» o «devolvedme mi libertad».
El gobierno alega que ha salvado millones de vidas mediante el ‘cero Covid’, una estrategia de aislamiento de todos los contagiados y sus contactos cercanos, estrictos controles fronterizos, confinamientos parciales o totales en los lugares donde se detectan casos y pruebas PCR constantes a la población urbana.