Brasil — En el centro penitenciario de São Pedro de Alcântara, en Santa Catarina, Brasil, las cámaras de vigilancia y guardias están ayudados por gansos en la vigilancia de los reclusos.
En 2009, la Secretaría de Administración Penitenciaria y Socioeducativa (SAP) reemplazó a los perros de vigilancia por un grupo de gansos. La decisión se tomó al detectar que eran más eficaces y económicos.
Las aves también tienen la ventaja de dormir poco, caminar en grupos naturalmente y enfermarse menos que los canes.
Los gansos también tienen el instinto de graznar ante la presencia de cualquier intruso en su espacio.
Normalmente, este tipo de aves están entrenadas para graznar en caso de que algo sospechoso esté ocurriendo en el lugar.
El director de la prisión, Marcos Roberto de Souza, explicó que los gansos están ubicados en un lugar tranquilo, por lo que pueden vivir cómodos.
“Contamos con vigilancia electrónica y presencial, pero los gansos han demostrado ser una herramienta valiosa, incluso superando a los perros en algunas tareas”, afirmó Souza.
Estos gansos patrullan una zona verde ubicada entre la cerca interior de la prisión y el muro exterior, donde también disfrutan de estanques que les permiten relajarse.
El entorno tranquilo de la cárcel facilita que los gansos se adapten perfectamente a su función. El grupo, llamado “agentes gansos”, está liderado por un ganso llamado Piu Piu, que con su característico graznido guía al resto de la bandada y reacciona ante cualquier actividad sospechosa.
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