Tegucigalpa, Honduras – El contrabando de cigarrillos en Honduras se ha convertido en una de las actividades ilícitas más preocupantes.
Con pérdidas millonarias para el Estado en términos fiscales y el incremento de productos sin control sanitario en el mercado, este problema afecta tanto la economía como la salud pública.
Las rutas del contrabando de cigarrillos en Honduras se dan, principalmente, a través de caminos terrestres y marítimos que conectan el país con otras naciones centroamericanas.
Desde la frontera con Guatemala en el occidente de Honduras, se introducen cargamentos que cruzan por puntos no vigilados en departamentos como Ocotepeque y Copán. Desde ahí, se distribuyen hacia las principales ciudades del país, incluidas San Pedro Sula y Tegucigalpa.
En el sur, la ruta conecta con la frontera con Nicaragua y se utiliza, sobre todo, para mover cigarrillos provenientes de países como China y Vietnam, los cuales ingresan a través de puntos vulnerables en la costa sur y se distribuyen a nivel nacional.
También hay puntos ciegos marítimos en los puertos de Honduras, como Puerto Cortés y Puerto Castilla, han sido identificados como zonas donde se intenta introducir cargamentos ilícitos a través de contenedores mal etiquetados.
Además, la geografía de la costa facilita el desembarque en playas apartadas y sin control.
El contrabando de cigarrillos ilícitos es controlado por redes criminales organizadas que operan en colaboración con grupos en países vecinos.
Estas redes aprovechan la falta de controles efectivos y la complicidad de algunos agentes en los puntos fronterizos para movilizar los productos de manera ágil.
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