
Ciudad del Vaticano.
Tras la muerte del papa Francisco, la Iglesia católica se encamina hacia un nuevo cónclave para la elección del próximo Sumo Pontífice.
En las próximas horas, el cardenal decano, Giovanni Battista Re, convocará oficialmente a todos los cardenales a Roma, aunque solo los menores de 80 años —conocidos como “cardenales electores”— están obligados a participar en el proceso de elección papal.
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De acuerdo con la normativa vaticana, el cónclave debe celebrarse tras los funerales del Papa, los cuales deberán realizarse en menos de una semana. Durante este periodo, se activan protocolos estrictos que marcan la transición de poder en la Santa Sede.
Mientras se prepara la elección del nuevo Pontífice, el gobierno del Vaticano queda en manos del cardenal camarlengo, cargo que actualmente ejerce el irlandés Kevin Farrell, de 77 años, quien desde 2016 es prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Como camarlengo, Farrell asume temporalmente la administración de la Iglesia, aunque está limitado a decisiones de carácter ordinario y no puede alterar ninguna política sustancial de la Curia.
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El cónclave, que se llevará a cabo en la Capilla Sixtina, será seguido con atención por más de 1.300 millones de fieles católicos en el mundo. La expectativa gira en torno a la posibilidad de una continuidad con el legado reformador del papa Francisco o el inicio de una nueva etapa para la Iglesia en tiempos de profundos desafíos sociales, morales y culturales.