El alcalde de San Pedro Sula, Roberto Contreras, salió al paso este miércoles ante las acusaciones surgidas tras los disturbios registrados en las últimas horas en el corazón de la ciudad industrial, donde un grupo de manifestantes lo señaló por presuntamente ofrecer un millón de lempiras para comprar actas electorales.
Los manifestantes se apostaron en el centro sampedrano alegando incumplimiento de promesas y responsabilizando al edil de supuestas maniobras para alterar los resultados del proceso electoral. Sin embargo, Contreras fue tajante al desmentir cualquier intento de manipulación.
“¿Qué necesidad tenemos de comprar actas nosotros si prácticamente, ni sumados tres veces ellos podrían ganar la municipalidad?”, expresó con firmeza.
El edil recordó que desde el inicio de la contienda afirmó que obtendría una ventaja de al menos 50,000 votos sobre los candidatos del Partido Nacional y de Libertad y Refundación (Libre), cifra que, según él, ya empieza a reflejarse en el escrutinio que desarrolla el Consejo Nacional Electoral (CNE).
“Mi contacto con la gente me dice quién me apoya”
Contreras señaló que su seguridad no proviene de estructuras políticas ni estrategias ocultas, sino del contacto directo con los sampedranos a lo largo de su gestión y campaña.
“Un político tiene que andar en la calle. Si lo insultan de ladrón, de corrupto, o le tiran pedradas, mejor que no participe. Pero nosotros, sin guardaespaldas y en los mercados, la gente nos sigue apreciando”, afirmó.
El alcalde sostuvo que quienes lo acusan representan intereses particulares y no la voluntad popular, y reiteró que los disturbios no reflejan el sentir real de la población.
SPS recupera la calma mientras sigue el conteo
Tras una noche marcada por tensión, daños materiales y enfrentamientos menores, la ciudad comenzó a recuperar la calma. Las autoridades municipales señalaron que mantienen comunicación constante con el CNE y confían en que el proceso concluirá sin más incidentes.
Contreras aseguró que respetará los resultados finales, pero insistió en que la tendencia ya confirma lo que venía anunciando desde meses atrás: su victoria se construyó en las calles, con la gente y sin necesidad de dinero para comprar voluntades.
