
Cada 3 de mayo, miles de fieles en Iberoamérica celebran el Día de la Cruz, una tradición católica cargada de simbolismo y expresiones populares.
Conocida también como la Fiesta de las Cruces, esta conmemoración honra la cruz como emblema central del cristianismo y mantiene vivas costumbres centenarias en diversas regiones.
El origen de la festividad se remonta al descubrimiento de la cruz de Cristo por Santa Elena en el siglo IV, evento conocido como la “Invención de la Santa Cruz”. Aunque en 1960 el calendario litúrgico trasladó su énfasis al 14 de septiembre (Exaltación de la Santa Cruz), muchas comunidades siguen celebrando con entusiasmo el 3 de mayo.
En países como España, México, Honduras, Perú, Venezuela y otros, las calles se llenan de cruces decoradas con flores, procesiones, bailes y peregrinaciones hacia cerros con cruces monumentales.
Esta tradición, que une fe y cultura, se mantiene como una de las expresiones más coloridas de la religiosidad popular.