
Comayagua, Honduras — Como cada año durante la Semana Santa, las calles del centro histórico de Comayagua comienzan a llenarse de color y fervor religioso con la confección de las emblemáticas alfombras de aserrín, una tradición centenaria que posiciona a esta ciudad como uno de los destinos turísticos más visitados en estas fechas.
Los artífices de estas coloridas obras son pobladores voluntarios, en su mayoría jóvenes pertenecientes a diferentes parroquias, quienes han comenzado desde ya con el minucioso y artístico proceso de creación en calles, avenidas y plazas de la antigua capital de Honduras.
Estas alfombras, elaboradas a mano con aserrín teñido y otros materiales naturales, reflejan motivos religiosos alusivos a la Pasión de Cristo, aunque también incluyen representaciones de la biodiversidad nacional, elementos de la cultura viva, la arqueología, paisajes, ríos y símbolos de identidad hondureña.
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Las obras permanecerán exhibidas durante varios días previos al Viernes Santo, cuando las procesiones recorren el casco histórico y se convierten en el principal atractivo de este evento espiritual que cada año congrega a miles de personas.
Autoridades locales esperan una significativa afluencia de turistas tanto nacionales como extranjeros, quienes consideran a Comayagua como la capital del turismo religioso por excelencia.
Hoteles, restaurantes y centros culturales ya se preparan para recibir a los visitantes que llegan a vivir la experiencia única de esta expresión de fe, arte y tradición.